martes, 27 de octubre de 2009

Bibliografia anotada 6.- El Gobierno Electrónico




El gobierno electrónico: su estudio y perspectivas de desarrollo






Autor:
Dra. Ana Luz Ruelas; Doctora en derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, D.F. (cédula no. 1393100) Licenciatura en Derecho: 1981 en Escuela de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa. (cédula no. 806885).
Propósito: describir los inicios de la implementación del gobierno electrónico como una estrategia administrativista, dentro del desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación con énfasis en los impactos e importancia para el mejoramiento del desempeño de los gobiernos, la implementación de sistemas de gobierno electrónico.
Metodología: La investigación fue realizada bajo el modelo de investigación científica, y fundamentado en la lógica empírica.
Publico: Público en general y seguidores de las Ciencias Sociales
Conclusiones: En la mayoría de los países se ha presentado una disminución en la participación política formal. Sin embargo, esto no se refleja en una desafección pública hacia la democracia – la mayoría de los ciudadanos de los estados democráticos apoyan la existencia de la democracia, pero existe la idea creciente que las antiguas instituciones, métodos de comunicación y cultura política están fallando en lo que respecta a la comunicación con la mayoría de las ciudadanos.

En el contexto del gobierno electrónico las NTIC aparecen como un instrumento para promover la democracia. Entonces, una aplicación importante del e-gobierno es la edemocracia que con frecuencia se interpreta como mecanismos de consultas y preparación de los ciudadanos para una votación bien informada, así como extenderla a la toma de decisiones usando como base las consultas en línea, foros públicos y plebiscitos (Rivera: 2004, p5).
La e-democracia es todo lo que los gobiernos hacen para facilitar una mayor participación en el gobierno mediante el uso de medios digitales. Estas iniciativas pueden incluir e-forums, e-meetings, e-consultation, e-referenda, e-voting, e-rule making o cualquier otra forma de e-participación. También se define como el uso de Internet del gobierno y partidos políticos para proporcionar información, comunicarse, proveer servicios o extender la participación ciudadana para generar un debate más robusto entre los ciudadanos (Coleman: 2004).

Sin embargo, según Norris (2001, p112), las iniciativas y experimentos de e-democracia
no han rendido los resultados esperados por los ciber-optimistas –Bellamy, Taylor, asuda, Toffler quienes tienen esperanzas que el desarrollo de servicios interactivos, nuevos canales de comunicación y la eficiencia que se obtienen de las tecnologías digitales contribuirá a la revitalización del rol de los ejecutivos de gobierno en las democracias representativas, facilitando la comunicación entre los ciudadanos y el estado.
Según el informe más reciente de la Administración Nacional de Telecomunicaciones e
Información (NTIA por sus siglas en inglés), en los Estados Unidos cuentan con acceso
a Internet más del 61.8% de la población y sin embargo se han realizado pocos avances
en cuanto a e-democracia. No obstante, de acuerdo a Javier Corrales es natural, ya que el impacto democrático de la Internet varía de acuerdo a los grados preexistentes de desarrollo democrático. En países con grados de democracia extrema (altamente democráticos o altamente no-democráticos) los efectos democráticos de la Internet tienden a ser modestos. En estos países, las instituciones políticas de participación son o muy fuertes o muy herméticamente cerradas para ser seriamente afectadas por el surgimiento de una nueva tecnología (David: 2002, p31).

En contraste, en los regímenes intermedios, es probable que la Internet tenga un mayor impacto democrático. Entonces, un lugar apropiado para explorar los efectos de la Internet es Latinoamérica porque es la región de regímenes intermedios por excelencia.
Las instituciones democráticas de Latinoamérica están plagadas de problemas. Ahí se localizan algunos de los países con menor respeto a la ley, alto grado de corrupción y deficiencia de las instituciones públicas. En muchos países latinoamericanos, los partidos no son ni suficientemente fuertes para desempeñarse responsablemente, ni suficientemente débiles para desaparecer y dar lugar a nuevas fuerzas. Y precisamente, debido a que las instituciones no son ni lo suficientemente fuertes ni lo suficientemente débiles, Latinoamérica se encuentra en una situación ideal para beneficiarse del potencial democrático de la Internet.

En nuestros países, Internet comienza a mostrar su potencial democrático, o al menos, su potencial como un medio efectivo para transmitir información política. Los sitios de
Periódicos en línea se encuentran entre los más visitados por Latinoamericanos. Los usuarios de Internet en Brasil expresan mayor confianza en “su capacidad para influenciar la política de su país” que los no-usuarios.

La Internet también ha hecho posible el surgimiento de coaliciones transnacionales. El ejemplo más notable es la rebelión de Chiapas en México. Los líderes rebeldes manejan una retórica antiglobalización. Han sido usuarios exitosos de la Internet, no solamente por transmitir información respecto a su causa, sino también han conseguido apoyo internacional. Hoy en día, líderes de trabajadores de plantas maquiladoras mexicanas llevan a cabo campañas de correos electrónicos en contra de sus empleadores y de las instituciones gubernamentales (David: 2002, p38-40).
Los anteriores son algunos ejemplos de participación ciudadana en línea. Hoy en día se sabe que política y gobernabilidad están “en línea”, ya sea a través de e-campañas, activismo, e-noticias políticas o e-discusiones ciudadanas. Lo que se desconoce aún es si la política y la gobernabilidad presentan cambios cuando se utilizan medios electrónicos.
Resulta claro que los gobiernos, como instituciones públicas y guardianes de la democracia, necesitan desempeñar un papel pro-activo en el mundo de la Internet.
Primero, necesitan mantener las prácticas democráticas existentes. Segundo, necesitan incorporar y adaptar estrategias y tecnologías en línea para expandir y aumentar la democracia participativa. Como señala Clift (2004), el aumento de la participación ciudadana en la democracia es vital para asegurar que los gobiernos de todos los niveles y de todos los países puedan cumplir la voluntad de sus ciudadanos y vencer los desafíos que presenta la era de la información.

Disponible en:

http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n52/27RuelasyAramburo.pdf

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